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  • El arte de reinventarse

    El arte de reinventarse

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué trayectorias profesionales alternativas te has planteado o te interesan?

    La vida da muchas vueltas y está más que comprobado. Cuando empecé la carrera de Periodismo y Comunicación Audiovisual lo hice pensando en crear, escribir y rodar. Muchas expectativas, muchos sueños y buena hostia contra la pared, pero eso ya es otra historia.

    A veces no queda otra que reinventarse porque en esta vida hay que comer. He ido haciendo cosas relacionadas con esa parte más creativa y audiovisual. Me he desviado por el marketing digital, haciendo de Community Manager y también tengo mis pinitos dentro del diseño gráfico, haciendo Flyers, cartas, invitaciones, tarjetas de visita… Chica para todo, supongo.

    Ahora me reinvento. Otra vez. Y sé que me volveré a enfrentar al mismo problema: No me contratan porque no tengo la suficiente experiencia y no la tengo porque no me contratan. Un pez que se muerde la cola, sí. ¿Cómo lo hago? ¿Tengo proyectos? Sí y los incluyo, pero parece que no son suficientes. Una hace lo que puede con lo que tiene y con las circunstancias que le han tocado.

    En marzo empecé el máster en formación del profesorado para, como bien dice el nombre y valga la redundancia, ser profe. Llevo planteándomelo prácticamente toda la vida y no llegaba a dar el paso. Mi madre me había insistido, en muchas ocasiones, que me metiera a profe. También pretendía que lo hiciera cuando empeoró, pero ni me lo planteé.

    Así que esperé y esperé, porque no era mi plan A. Continué con mis cosas de Community manager y trabajé un tiempo en una floristería, que se dedicaba sobre todo a la decoración de bodas y eventos. La putada es que me pillaba lejos. Fue una buena experiencia, todo se diga. Pero en la vida pasan cosas, supongo. *ejem, depresión*.

    Este verano he estado tocando el audiovisual otra vez, respirándolo, sintiéndolo y me ha hecho sentir un poco más viva. Siento que he quitado todo el óxido que tenía y que soy capaz de volver a empezar. Pero volvemos a lo que está en negrita (No me contratan porque no tengo la suficiente experiencia y no la tengo porque no me contratan) con una dificultad añadida: Los contactos y la ubicación.

    Feliz de volver a rodar, sí.

    En los cursos he conocido gente, no os voy a mentir. Pero se viene OTRO PROBLEMA. Los cursos los he hecho en Alicante. Ahora estoy en Mallorca, atada por las prácticas y las circunstancias de la vida (el alquiler en Alicante está por las nubes). No me van a llamar porque, repito, estoy en Mallorca y antes avisarán a alguien que esté allí. O eso o que no soy lo suficientemente buena para que lo hagan. Estaría guapo esto de que me dieran una oportunidad para demostrar que puedo con ello.

    Pero a lo que iba, que me enrollo más que una persiana. Ahora ya estoy de prácticas en un cole concertado cerca de mi casa y aunque no haya terminado de entrar en este mundo, estoy con otra cosa. Otro gusanillo tengo. Porque Mikki no puede tener el culo quieto.

    ¿Es útil el máster de profesorado? No. Tengo la sensación de que no he aprendido absolutamente nada.

    ¿Te enseña a enseñar? Muy poco.

    ¿Tengo una asignatura que se llama diseño de programaciones didácticas y aún no voy por el camino de saber hacer una? Correcto. Ni programaciones ni unidades. Bonus track: El temario está desactualizado, aún habla de la LOMCE.

    ¿Por qué lo hago? Porque es habilitante y lo necesito para poder dar clase.

    ¿Tengo vocación? Sí, la verdad es que sí. De pequeña ya decía que quería ser profe, pero decía que universitaria, no secundaria. Mi yo de pequeña tampoco sabía lo chungo que era entrar de profe, al menos en universidades públicas.

    La cuestión, llevo desde septiembre aprendiendo a programar con renpy, tipo visual novel. Así que decidí hacer un videojuego como TFM para enseñar historia medieval. Yo que no había programado absolutamente nada desde la asignatura de tecnología en cuarto de la ESO que hicimos una web HTML… Y ahora me he metido en programar con código con el renpy. Y me ha picado el gusanillo. Me está gustando la experiencia, aunque suelo terminar el día un poco saturada, y me gustaría controlarlo más.

    Un poco de código.

    Me complico la vida, pero la verdad es que hacer cosas creativas me llena. Para los de primero de la ESO he hecho un mapa interactivo para que puedan ubicar lo que están estudiando: ríos, mares y sistemas montañosos del mundo. Quiero pensar que puedo aportar algo en la educación de los chavales, así que por eso soy profe (en prácticas).

    ¿Sabéis la putada? Siento que una ia terminará reemplazando mi potencial trabajo. Programación, escritura, diseño, marketing… Al menos de profe sé que no. Por ahora.

  • Misión: Liberar a Kirby en Japón

    Misión: Liberar a Kirby en Japón

    Sugerencia de escritura del día
    Cuenta alguna anécdota del viaje más lejano que hayas hecho.

    Mi único viaje largo ha sido a Japón. Era uno de mis sueños de la infancia-adolescencia, de hecho es el único que he llegado a cumplir. De adolescente soñaba con viajar por todo el mundo. Tenía un calendario del lidl con postales de todas partes que tenía colgadas en el corcho de mi habitación. Quería ir a Nueva Zelanda, a la India, a Tailandia, a Kenia… Pero a los quince años principalmente quería ir a Tokio y a Nueva York.

    Crecí viendo anime, con Yu Yu Hakusho, Fushigi Yugi, Utena, Ojomajo Doremi, Detective Conan… K3 era mi religión. Me tragaba todos los que echaban, si bien es cierto que recuerdo entre poco y nada de Sailor Moon y nunca he visto Dragon Ball. A los 15 años tenía clarísimo que quería ir, quería estudiar japonés y estaba enganchada a los vlogs de la vida en Japón en YouTube.

    Así que un día de abril cogí tres aviones con mis amigas y nos plantamos en Japón. Anécdotas hay muchas y creo que podría hablar largo y tendido de mis impresiones de este país, pero hoy nos centraremos en la aventura de una búsqueda a contrarreloj por un fallo de cálculo.

    Mi mejor amiga creció con Kirby. Le encanta Kirby. Tiene mil Kirby repartidos en su despacho. En Japón quería EL Kirby. Pensando que podría conseguirlo en Universal Studios no se lo compró en Tokio y su reacción cuando vio que allí sólo había cosas de Mario era algo tal así:

    Que sí, que es un problema del primer mundo, pero cada persona tiene sus ilusiones y a ella le hacía ilusión tener lo que llamaba «Kirby Gordo» sin terminar de pensar en cómo lo metería en la maleta, pero eso es otro tema. En Japón iba con cuidado con las proporciones de lo que compraba para no preocuparme por ese tema. ¿Que me pille peluches de Pokémon? Obviamente, pero tamaño mini.

    Nos quedaban dos días en Osaka y en Japón antes de volver a casa y mi mejor amiga no tenía su Kirby. Callejeando por Osaka encontró uno, pero no tan grande como quería.

    Así que nos plantamos en el último día y Caterina no tenía su Kirby gigante. Callejeamos un poco y entramos en uno de estos locales con máquinas con ganchos. ¿Y qué había dentro de una de esas máquinas que están trucadísimas? UN KIRBY. Así que su novio decidió darle al gancho y viciarse para intentar sacarlo. Empezó a echar monedas de cien yenes. Lo cogía, pero el gancho no aguantaba. Se acercaba al agujero, pero no aguantaba lo suficiente como para conseguirlo. Spoiler: Este intento salió mal, fatal. No lo sacó de ahí, pero no perdimos la esperanza. Al menos no del todo.

    Volvimos a la calle a disfrutar de nuestro último día en Japón. Pero claro, Tokio no es el único sitio petado de locales con maquinitas y caminando otra vez por Osaka, lo vimos. EL KIRBY. Más grande y bonito que el del otro sitio. Así que el novio volvió a la acción. A meter monedas como un poseso porque se había picado. Evidentemente, nosotras estábamos mirando el espectáculo, porque era un verdadero espectáculo ver como lo cogía, pero cuando llegaba arriba se desenganchaba como en el otro local.

    Estuvimos ahí un buen rato y cuando habíamos perdido toda la fe se nos acercó una chica que trabajaba allí y me preguntó: «Assistance?» y contesté con toda la seguridad del mundo un «YES», porque ese Kirby tenía que salir de allí. Kirby tenía que ser libre para poder terminar aplastado en una maleta con dos Flareon gigantes y llegar hasta Mallorca.

    Kirby en Mallorca.

    La chica abrió la máquina. Movió el Kirby muy estratégicamente. Ramon lo sacó al segundo intento y el Kirby se vino a Mallorca.

    He buscado y preguntado si alguien tenía fotos del momento Kirby, pero por desgracia no hay nada para ilustrar esto. Estábamos todas demasiado ocupadas y entretenidas viendo el proceso de liberar a Kirby. En eso consiste vivir y disfrutar el momento, ¿no? Olvidarse de los teléfonos y de todo lo que pasa a tu alrededor.

    En la maleta más tocho estaba el Kirby, acompañado de dos Flareon gigantes y más fritadas.

    A veces se me hace raro pensar que he estado en Japón, que me he tirado un montón de horas en aviones y aeropuertos para llegar. ¿Que da pereza todo el proceso de llegar? Sí, pero una vez estás allí y si estás con amigos pasan cosas de estas. Que os juntáis y veis como uno intenta sacar un Kirby gigante de una máquina con gancho y probablemente se deja más dinero en el juego de lo que cuesta el dichoso peluche.

    Este viaje dejó más anécdotas, como cuando nos equivocamos de camino en Kioto y terminamos subiendo una montaña. ¿Lo gracioso? No íbamos en chándal y no vimos monos agresivos, pero sí encontramos fans españoles de Sanderson, que firmaron en un libro de visitas junto a una cascada «Viaje antes que destino». Aunque para hablar de Japón, he de decir que el viaje lo hago para llegar al destino.

  • Tener un blog en 2025

    Tener un blog en 2025

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Por qué tienes un blog?

    ¿Por qué tengo un blog en 2025 en una época marcada por los vídeos de menos de 30 segundos? ¿Por qué tengo un blog cuando la gente ya no lee? ¿Me creo que estoy en 2010?

    ¿Por qué escribo? ¿Es la pregunta del millón? Es la pregunta del millón.

    La respuesta sencilla es que me gusta escribir. Desde hace años voy con libreta a todas partes (a lo mejor se me ha ido de las manos eso de tener libretas monas) y a través del blog puedo compartir lo que escribo con los demás, aunque me lean diez personas contadas. Sé lo que hay, dicen que los blogs están muertos, pero soy negacionista. Siento una nostalgia tremenda pensando en cómo iba internet hace diez-quince años. Esa época en la que se creaban blogs con WordPress o con Blogger, se escribía como si fuera un diario personal, lo compartían en Facebook y la gente lo leía. Tenía un Blogger allá en 2012 y escribía un poco de todo. Pensamientos, poemas, artículos de crítica social. Me creía que podía cambiar el mundo hablando sobre la huelga que hubo en educación por el TIL en Baleares o por exponer las carencias de la sanidad pública al ir mucho a urgencias con mi abuela.

    Tiempos aquellos, donde todo el mundo tenía blog, éramos idealistas y diría que no había tanto hate en Internet. Ahora la gente no tiene blogs, tiene podcast o es esclavo de subir contenido en TikTok.

    No me malinterpretéis, soy la primera enganchada a vlogs y paridas en TikTok, pero prefiero escribir a hacer vídeos (y mirad que me encanta editar vídeos, no tanto salir en ellos). Además que el algoritmo de TikTok es feroz, te obliga a publicar constantemente si quieres tener visibilidad.

    Ahora tengo este blog, donde escribo en castellano y un substack, donde intento escribir en inglés. Hay cosas que traduzco directamente (como el post del Pokémon Esmeralda o el de Skyrim) y otros que son inéditos por estos lares de WordPress. Lo del substack es para forzarme un poco a escribir y a mejorar mi comunicación en inglés.

    Este blog es un poco portfolio también y no pasa nada. Si no tengo experiencia, tendré que cogerla de alguna forma, aunque sea a través de esto, de mikki hace cosas. Mikki hace cosas y Mikki escribe cosas, aunque a veces se sienta como hablar con la pared.

    Muchas veces me pregunto si escribir por aquí me está sirviendo de algo y hasta qué punto escribo todo lo que quiero.
    Siento que no termino de encontrar el punto, que quiero hablar de historia, de cine y de viajes, aunque no sepa muy bien como conectarlo todo. Hace años tenía un Los Tres Anillos, un WordPress con unos amigos en el que hablaba de todo esto y era una forma de escribir e investigar sobre lo que me interesaba. El WordPress sigue existiendo, aunque está abandonado.

    También quiero hablar del duelo y de cómo lo llevo. No quiero pasarme con el oversharing. He borrado entradas y parece que no llevo tanto escribiendo, pero un día me entró el pánico pensando que me estaba pasando con el oversharing y simplemente empecé a borrar.

    No viene mal dar una experiencia sobre el duelo, aún teniendo en cuneta que realmente no sabes lo que es hasta que lo pasas. ¿Y qué es el duelo? Una gran mierda, porque ya de por sí perder a la persona que más quieres es una mierda y el proceso de aceptación y adaptación es más jodido de lo que parece, es de todo menos sencillo. Cada persona lo vive de una manera diferente. Hay personas a las que les funciona tirarlo todo para empezar de cero y a mí me cuesta deshacerme de cosas que eran de mi madre. Hay gente que se tira los primeros meses llorando y yo durante los primeros meses seguí con el piloto automático y un poco disociada de la realidad. A mi padre le ha funcionado estudiar el estoicismo y aplicárselo, yo sigo con la teoría y también con psicología.

    No soy menos válida por ser transparente. Lo he pasado mal y lo sigo pasando mal, pero es lo que hay. Es evidente que todos nos iremos, más pronto o más tarde, y los que queden ya lidiarán con la pérdida como buenamente puedan. Me preocupa la falta de humanidad, la sensación de que tenemos que ser máquinas productivas las 24 horas del día o somos un fracaso.

    Resumiendo: Escribo un blog porque quiero y porque gusta escribir. Fin.

  • Eli Guez: «Don’t Blink es mi manera de intentar enseñar las virtudes del estoicismo y de la psicología

    Eli Guez: «Don’t Blink es mi manera de intentar enseñar las virtudes del estoicismo y de la psicología

    Sugerencia de escritura del día
    Entrevista a alguien, ya sea a un amigo, a otro bloguero, a tu madre o al cartero, y escribe una entrada con sus respuestas.

    Eli Guez (Nueva York, 1990) publicó hace casi un año su primer libro: Don’t Blink. Un libro escrito en inglés que habla de resiliencia, estoicismo y de superación personal a través de sus dos protagonistas.

    Más allá de las limitaciones percibidas de nuestra mente, se encuentra un mundo de pura libertad, donde todo es posible. Sogni: un paraíso donde los sueños se convierten en realidad. Markus y Carmen son dos almas perdidas en busca del sentido de la vida. Ambos se ven atraídos por la utopía virtual de Sogni. Entre sueño y realidad, deberán enfrentar sus miedos y descubrir que la clave del todo es el poder de cambiar. ¿Encontrarán la salvación en Sogni o se perderán por completo?

    Sinopsis de Don’t Blink, traducida al castellano.

    Háblame de tu libro, ¿de qué va Don’t Blink?

    De dos personas que escapan a un mundo virtual para evitar enfrentarse a su realidad, ambos tienen remordimientos que les pesan y no les dejan avanzar. Don’t Blink va de estar atrapado en el pasado, pensando en lo que hubiera sido tu vida, en vez de avanzar y crecer.

    ¿Qué destacarías de tu libro?

    Su estilo, la estructura y los cambios de perspectiva del narrador. Me parece original e innovador y sin que sea demasiado confuso. A veces hay autores que quieren romper el molde y al final es confuso.

    Si tuvieras que describir tu libro en una palabra, ¿cuál sería?

    Hostia, es buena pregunta. Cambio o crecimiento. Crecimiento más que cambio.

    ¿Por qué crecimiento y no cambio? ¿Por qué eliges una y no otra?

    Crecimiento me parece más positivo que cambio. Crecimiento no puede ser una palabra peyorativa, pero cambio sí.

    ¿Cómo surgió la idea de escribir Don’t Blink?

    Hace diez años intenté escribirlo. Estaba en un lugar un poco oscuro, pero creo que ese momento no tenía el enfoque ni el talento para escribir una obra. Como que no había andado ni vivido lo suficiente como para contar algo. Era más inocente en esa época. Cuando por fin crecí y cambié creo que ya era el momento para recolectar todos mis conocimientos y lecciones y juntarlo en una novela.

    ¿Está basado en hechos reales?

    No, Don’t Blink es mi manera de intentar enseñar las virtudes del estoicismo y de la psicología sin que sea un libro de estos de autoayuda, que suelen aburrir. Yo creo que si lees un libro en el que te implicas con el protagonista, lo ves vivir y crecer, esa evolución, tiene más impacto que el de uno que te dice que limpies tu habitación y pongas orden en tu vida.

    ¿Cuál es el mensaje que querías trasmitir?

    Es el poder de crecer a través de los cambios, aunque no todos los cambios lleven al crecimiento.

    ¿Crees que lo has logrado?

    Diría que sí.

    Originalmente está escrito en inglés, ¿tienes pensado traducirlo al castellano?

    Sí, para llegar a más gente.

    ¿Cómo me venderías Don’t Blink?

    Si tuviera que vendértelo sería un Swort Art Online meets The Midnight Library.

    Inciso: Swort Art Online, también conocido como SAO son una serie de novelas ligeras japonesas en las que los protagonistas se quedan atrapado dentro de un videojuego.

    The Midnight Library de Matt Haig, traducida en castellano como La biblioteca de la Medianoche, es un libro en el que se explora el ¿y si hubiera hecho x? de la protagonista.

    ¿Escribirías una secuela aprovechando ese mundo virtual?

    Creo que no. Para mí el libro no da para secuelas ni precuelas, creo que arruinaría el estilo. No veo la necesidad de hacer otro. Tal vez podría hacerlo más largo, como una versión extendida.

    ¿Tienes nuevo proyecto a la vista?

    Estoy escribiendo un libro de ciencia ficción. Va a ser más lineal, con una estructura un poco más clásica. Tengo previsto que esté listo a finales del año que viene.

    Don’t Blink está disponible en Kindle y en tapa blanda.

  • La lavadora

    La lavadora

    Cuéntanos la última cosa con la que te hayas emocionado.

    Una se hace mayor cuando empieza a emocionarse por cosas tan mundanas como tener una lavadora nueva y que la casa sea funcional.

    Visualizad: Finales de junio. Empieza a hacer calor. Sudas más. Se te acumula la ropa sucia. Estás en plena mudanza (o medio mudanza) porque te vas a Alicante a pasar todo el mes de julio y tienes que lavar muchas cosas: ropa, sábanas, toallas… Hasta trapos sucios. Pues resulta que va mi lavadora y decide ahogarse y morirse justo antes de poner la última y la más importante, la de mi ropa de diario. Shit happens, supongo. Sobre todo cuando más me hace falta y tengo la casa patas arriba.

    ¿Es el fin del mundo? No es el fin del mundo. Ha sido volver a casa y correr hacia la tienda de electrodomésticos para comprar una, que me la instalen y ¡ojo, importante! que se lleven la vieja. ¿Podría haberla comprado en Amazon? Correcto. Pero ya me diréis cómo la subo y cómo voy a tirar yo la vieja, teniendo en cuenta que tengo menos fuerza que una codorniz.

    No estoy de reforma como tal, pero sí arreglando la casa para que sea funcional. Me emociona que venga el fontanero y me arregle cosas. Me emociona que el váter no me gotee y pueda quitar el barreño para el agua. Me emociona que venga el electricista y me ponga por fin luz en el salón porque la instalación que tenía era peligrosa de cojones. Me emociona tener luz en el salón, qué cosas.

    Cosas de hacerme mayor, supongo, que las cosas del hogar me gustan. Me hace ilusión tener una sartén nueva, pillarme un mantel de colorines para la mesa de la cocina o mirar menaje, aunque tenga que esforzarme para no comprarme otra taza porque ya tengo muchas (y todas diferentes).

    La verdad es que el dicho ese de «no sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes» es muy real. Hay cosas en la vida que damos por supuesto y no siempre deberíamos. No sé hasta qué punto somos conscientes de lo que tenemos, hasta qué punto lo valoramos y lo agradecemos. Daba por supuesto que si apretaba el interruptor, la luz se encendía, hasta que llegó un día que el interruptor se estropeó y empezó a oler a chamusquina. ¿Qué pasa si te quedas sin interruptor? Que no puedes encender la luz y tienes que buscar alternativas. Puede ser una lámpara, una vela, la misma linterna del móvil… ¿Es lo mismo? No, pero hace el apaño.

    Con los objetos materiales se puede hacer un apaño más o menos para ir tirando, pero cuando hablamos de personas ya se complica la cosa, porque no es tan fácil.